
Presentación Pérez González: Nace en Villanueva de los Infantes, Ciudad Real. Es maestra de E.G.B. Ha sido secretaria del Grupo Literario Guadiana durante diez años, en la actualidad es Escribana Mayor de la Orden Literaria Francisco de Quevedo. Participa en tertulias del Grupo Guadiana y es colaboradora de la revista Manxa. Forma parte de la selección de Voces Nuevas XXI en la colección Torremozas. Ha recibido varios premios y está incluida en algunas antologías.
Forma parte de la asociación Amigos del Teatro de Ciudad Real, durante diez años actuó en representaciones que dicha Asociación ha ido llevando a cabo.
De un tiempo a esta parte de Presentación no ha sido una lectura cualquiera. Este libro de temas variados y con un hilo conductor que es la vida, con todos los matices y cambios que esta presenta al cabo del día, así es su libro. Un libro profundo, como ella misma me pone en su dedicatoria "en estos versos hay una parte de mí que necesitaba expresarte". Así es la poesía, la necesidad de decir. Ya su dedicatoria me emocionó al leerla, su primer poema:" Romance del niño que nació diferente" es un poema que te adentra en el autismo, y ella que lleva su profesión por dentro se pregunta:
[...]
¿Qué es lo que vive en su mundo?
¿Que armonía le acompaña?
¿Cómo saber lo que siente
si no manifiesta nada?
Extrañado, sí, te quedas
cuando se vuelve y te abraza
[...]
Su poesía en este libro está pegada a su realidad tanto laboral, personal, crítica de las injusticias, su fe religiosa, pérdidas de personas como el poema con el que cierra el libro dedicado a la memoria de su padre.Hay una gran poeta en Presentación y una gran recitadora.
Últimos Momentos
A mi padre, in memóriam
Cada respiración robaba
al tiempo
un rato de esperanza,
con la mirada vencida
cuando la noche sufre
momentos de vigilia,
y las sábanas arropan
cada horizontal suspiro.
Mas retornó a su casa y
al sol de sus patios
donde habita la paz,
y a la calma del pueblo
donde las noches se
pintan de lunas
en un oasis de
estrellas,
y a la ternura que viven
los días
en un calendario de estío.
Las palabras se
agostaron en sus labios,
pero fueron sus gestos
la expresión más sublime.
Casi sin hacer ruido
recogió
las miradas de
despedida, sin despedirse,
aquello que dijo y no
dijo:
una página escrita hasta
el final
y una posdata de amor
silencioso.
La humildad recorriendo
los últimos gestos
que eligen un recodo del
tiempo que se acaba:
aletargado laurel de lo
vivido
en una amanecida que
busca su descanso.
Ordenaste los porches
donde el alma
pasaría del lecho al
infinito,
umbral donde el aliento
escapa,
cascadas de recuerdos en
los ojos,
febril la frente,
fatigado el pecho,
tu sed de trascendencia
se bebió
toda tu vida en un
segundo,
después silencio
y el pulso disolviéndose
en las venas.
Ahora eres polvo, luz y
sol
y sombra bajo la
higuera,
y en cada uno de los
rincones
has dejado tiempos
pretéritos.
Vendimiaste año tras año
el júbilo:
ceremonia de sueños
últimos
escalinata del íntimo
pórtico
donde el tiempo, un
reloj esencial,
marca las fechas desde
un orden,
surcos donde la vida se
desnuda
para pasar a ser
eternidad.
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