domingo, 18 de enero de 2015

Li Qingzhao


I Poemas de la juventud y primavera 

1 «Orgullo de los pescadores»
2 «Flor de la inagnoliü, acortado»
3 «Recolección de moras»
4 «Escarcha a la sombra de las flores»
5  «Cielo de las perdices»
6 «Ciclo de las perdices» (flor del canelo)
7  «¡Awar la arena del arroyo»
8 «Olas lavan la arena»
9  «Como en sueños» 
10 «Rojo sobre los labios» 

II  Poemas de la separación

11 «Mariposa enamorada de su flor» 
12 «Pequeña montaña doble»
13 «Lamento del príncipe»
14 «Llevando incienso» 
25  «Lavar la arena del arroyo»
16 «Inmortal frente al río» 
17 «Confiar el secreto de mi corazón» 
18 «Una rama de ciruelo» 

III Poemas de la vejez y de la muerte

19 «Mariposa enamorada de su flor» 
20 «Mariposa enamorada de su flor» 
21 «Primavera en Wuling»
22 «Inmortalfl'ente al río» 
23 «Llevando incienso» 
24 «Recogida de moras, aumentado» 
25 «Alegria clara ij ti'anquila» 
26 «Tonos lentos»
27 «Orgullo de los pescadores»

Poemas de juventud y primavera

“Orgullo de los pescadores’

dentro de la nieve
la primavera anuncia su venida:
una flor de ciruelo asoma
 entre heladas ramitas de mármol
y su rostro perfumado a medio abrir, purísimo,
como si después del baño
una mujer muy bella
entrara en el jardín
con su vestido nuevo

la Gran Naturaleza
quizás ha puesto en ella todo su deseo
para que la luz brillante de la luna
luzca más aún
veamos tú y yo
cómo se deslizan hasta el fondo de la copa
los posos verdes del vino delicioso
y no digamos no a la ebriedad
porque esta flor
es única y sin igual entre las flores



“Flor de la magnolia, acortado’


a aquel 
que vendía ramos de flores
en un balancín
le compré una flor 
a punto de estallar de primavera
mojada toda ella de lágrimas iguales:
gotas de rocío que reflejan 
las nubes rosáceas del alba
temo que mi esposo piense 
que mi rostro no es tan bello como ella
pero me la pongo oblicua y hermosa en el pelo
y que así, de un vistazo,
nos compare



‘Recolección de moras’



en el crepúsculo 

ráfagas de viento y lluvia

luz ardiente que se deshace 
y se apaga
ya he dejado de tocar la flauta de bambú
y frente al espejo engastado con flores 
ligeramente me maquillo
bajo el vestido de seda púrpura 
mi fina piel de nieve
exhala un delicioso perfume
entonces,
sonriendo
susurro a mi amado:
«esta noche 
tras el dosel de muselina 
sentiremos el frescor de nuestro lecho»


'Escarcha a la sombra de las flores’

ligeras brumas
densas nubes 
hacen más triste aún este largo día
el perfume Borneol 
se desvanece en su animal dorado
hoy es nueve de septiembre; 
otra vez la Fiesta del Doble Yang
la almohada de jade
y el biombo de seda
a media noche despiden su frescor
cerca de la Barrera del Este 
cuando ella alza su copa ante el ocaso
sus mangas desprenden un mágico perfume
no digas que el alma 
no sabría languidecer de amor
tras las cortinas
que el viento del oeste ondea
ella aparece tan grácil
como un crisantemo


“Cielo de las perdices’

los rayos fríos del sol
tristes
trepan la celosía de mi ventana
supongo que las esterculias
estarán cargando a cuestas
con el rocío de toda la noche
con la resaca del vino
apetece aún más ese té amargo
abro los ojos
y el perfume Borneol viene a complacerme
el otoño se termina
¡pero los días me parecen tan largos!
aunque la nostalgia de Zhongxuan
era más triste aún
mejor dejarse llevar por la ebriedad del buen vino
y no defraudar así a la Flor de Oro
que crece en la Barrera del Este



‘Cielo de las perdices’
(flor del canelo)

de un amarillo mate claro
casi pálido
su talle respira dulzura
lejos de las caricias de las manos
sólo su aroma permanece
¿qué necesidad de rojos claros
esmeraldas
o profundos rubíes
si ella misma
es la más bella entre las flores?
seguro que la envidian los ciruelos
que los crisantemos se avergüenzan
y es que el año próximo
en la balaustrada
será la Reina del Otoño
¡cómo es posible que los poetas clásicos
hayan sido tan poco sensibles
para olvidar sus encantos!




'‘Lavar la arena del arroyo"

en la Fiesta de los Manjares Fríos
se extiende una débil luz de primavera
del pebetero de jade
se eleva la última humareda del aloe
salgo del sueño
y busco bajo la almohada mi horquilla de oro
aún no han llegado los petreles
pero jugamos ya
a buscar las plantas más bellas
y extrañas
todos los ciruelos de la orilla se marchitan
y de los sauces brotan los amentos
el columpio se humedece
con la lluvia fina del crepúsculo



"Olas lavan la arena"

elegante
menuda de talle
y tan frágil
que no soporta la melancolía
de las primaveras
bajo las sombras esparcidas del ciruelo,
en ropa ligera de noche,
ella aparece grácil, delicada
¿a quién podría compararse?
¿a una ingrávida voluta de humo?
cuando canta
maravillosamente
abre sus labios rojos
—cada palabra suya es un lamento que conmueve
que te lleva
al Manantial de las Flores del Melocotón—
tras contemplar la nocturna terraza de cristal
ella monta en la carroza de la luna
y la acompaña en su viaje de regreso



‘Como en sueños’

anoche
cayó una lluvia fina
sopló fuerte el viento
he tenido un sueño tan pesado
que aún no ha disipado mi ebriedad
pregunto a la doncella que levanta los esto res
me contesta:
«¿los geranios?
los geranios están igual que siempre»
igual que siempre..
¿pero qué sabrá?
¿qué puede saber?
sus pétalos deben estar de un rojo imperceptible
y sus hojas
de un verde esplendoroso



“Rojo sobre los labios"
tras columpiarse
se pone en pie
demasiado perezosa
para lavar sus delicadas manos
pequeña flor mojada de rocío
gotas de sudor traspasan su vestido
de repente
llega un invitado
¡y ella, descalza,
con su horquilla de oro resbalándose!
y se retira avergonzada
pero antes
se apoya contra la puerta entreabierta
y le mira ladeando la cabeza
mientras huele el perfume de una ciruela
verde

Poemas de la separación

“Mariposa enamorada de su flor"

lágrimas,
arrastrando los afeites de mi rostro,
humedecen y manchan mi vestido de seda
aquella «canción de adiós»
la repito miles y miles de veces
dicen
que las largas cadenas montañosas
tienen un final
pero yo sólo oigo la lluvia fina y delicada
golpeando interminable
el pabellón solitario
desde que nos separamos
la tristeza del adiós
me destroza poco a poco el corazón
he olvidado incluso si,
al brindar por tu partida,
nuestras copas tenían
poco o mucho vino mas,
arrastrando los afeites de mi rostro,
humedecen y manchan mi vestido de seda
aquella «canción de adiós»
la repito miles y miles de veces
dicen
que las largas cadenas montañosas
tienen un final
pero yo sólo oigo la lluvia fina y delicada
golpeando interminable
el pabellón solitario
desde que nos separamos
la tristeza del adiós
me destroza poco a poco el corazón
he olvidado incluso si,
al brindar por tu partida,
nuestras copas tenían
poco o mucho vino
lo mejor
es que entregue este poema
a las ocas salvajes que atraviesan el cielo
en realidad, Donglai
no está tan lejos como otros paraísos

“Pequeña montaña doble"

la primavera ha llegado al Palacio
Changmen
y las hierbas reverdecen
los ciruelos de la orilla se han abierto
pero no todos por igual
como si de las nubes esmeralda
hubieran caído aquí y allá
polvos blancos de jade
todavía permanece el sueño de la aurora
y la primavera asustada
estalla como una copa de cristal
pero ya las sombras de las flores
se internan en Palacio
y una luna pálida desde lejos
traspasa los estores
¡qué bello este crepúsculo!
y sin embargo, Príncipe del Este,
dos años perdidos...
pero tú vuelve otra vez
y así podremos gozar de esta hermosa primavera

‘Lamento del príncipe’

sobre el lago
el viento empuja las olas
hasta el fin del horizonte
ya ha terminado el otoño:
raras son las flores
y escasos sus perfumes
sobre las aguas amorosas
se refleja el color de las montañas
¡y es tanta la belleza
que no puede describirse!
los frutos del loto ya han madurado
y sus hojas se marchitan
un nuevo rocío baña
los helechos y arbustos de la orilla
dormidas en la arena
las gaviotas y las garzas
ni siquiera giran la cabeza
parece que lamentan también
tu temprana partida

‘Llevando incienso'

en lo profundo de la hierba
cantan los grillos
sorprendiéndose
las hojas de las esterculias
caen
ahora
tanto en el cielo como en la tierra
una inmensa melancolía
nube sobre el peldaño
luna sobre la tierra
y todas las puertas
cerradas
incluso en esas barcas de ensueño
que vienen y van
nunca podríamos reencontrarnos
el Puente de Estrellas
urdido por las picazas
sólo se ve una vez al año
—pienso en el dolor inextinguible del adiós—
el Boyero y la Hilandera
¿no están lejos el uno del otro?
entonces
¿por qué el cielo se aclara?
¿por qué de súbito llueve?
¿por qué este golpe de viento?

“Lavar la arena del arroyo’

su rostro
como una flor de loto
se abre en una sonrisa
el pato de jade del pebetero,
su aroma,
vuela hasta su mejilla
también perfumada
mirada de olas que,
apenas se turban,
traslucen sus pensamientos
de perfil
con un gesto profundo
lleno de gracia y de encanto
ella escribe sobre un papel
el secreto de su corazón:
«cuando la luz de la luna desvíe la sombra
de todas las flores
amor mió,
regresa»

“Inmortal frente al río"

jardín profundo, profundo
profundísimo
¡cuánta profundidad!
nubes en las ventanas
bruma en los pabellones
la primavera se atarda
¿para quién la tristeza
de mi marchito perfume?
ayer noche
tuve un bello y nítido sueño:
las ramas que dan al sur
tienen que haber florecido
pétalos dejada
finos tallos de sándalo
pesar
que nunca acaba
ojalá
en el pabellón del sur
la flauta deje de sonar
densos perfumes aparecen
y se agotan sin que nadie los perciba
viento oscuro
lento el sol
«no vengas
hasta que los albaricoques
no hayan florecido»

‘Confiar el secreto de mi corazón'

al llegar la noche
un poco embriagada
tardé en quitarme los aderezos de mi peinado
la flor del ciruelo
se había marchitado
en mis desordenados cabellos
el sopor del vino
traspasaba mi sueño de primavera
ese sueño que se alejaba
para no regresar
silencio de los hombres dormidos
lentitud de la luna que se pierde
tras la cortina de color esmeralda
entre mis dedos
enrollaba pétalos marchitos
así
se desprendían
sus últimos perfumes
así
se alargaba un poco más
el tiempo

‘Una rama de ciruelo’

el aroma de los lotos rojos
se desvanece
verde alfombra de otoño
me desabrocho el fino vestido de seda
sola
subo a la pequeña barca
¿quién me enviará entre las nubes
preciosos mensajes de amor?
quizá, volando de regreso,
las ocas salvajes
dibujen palabras en el cielo
la claridad de la luna envuelve
al Pabellón del Oeste
las flores se marchitan
pero las aguas fluyen como siempre
igual que nuestro amor
dos lugares distintos:
una misma tristeza
que quisiera detener pero no puedo
lágrimas que desde mis ojos caen
desde mi corazón ascienden

Poemas de la vejez y de la muerte

“Mariposa enamorada de su flor"

en esta noche eterna
¡cuán larga es la angustia,
cuán poco el placer!
inútilmente sueño
con la ciudad de Chang'an;
reconozco aquél camino
y anuncio
los hermosos colores de esta primavera
cómo las flores y la luna
se iluminan mutuamente
desperdigados están las copas y los platos:
el vino era excelente, las ciruelas ácidas
—justo como más me gustan—
ya un poco marcada
no debería retocar con flores mi peinado
«flores, no os riáis de mí,
lamentad más bien que las primaveras
como los hombres

envejecen»

“Mariposa enamorada de su flor’

con esta tibia lluvia
y una cálida brisa
el hielo comienza a resquebrajarse
en las hojas de los sauces
en las flores del ciruelo
palpita ya
el corazón de la primavera
pero ¿con quién compartir
la emoción de la poesía
y del vino?
las lágrimas estropean mi maquillaje
el broche de mi pelo
está casi caído
y mi cabeza,
inclinada sobre la almohada,
aplasta un pequeño Fénix dorado
que se adorna en mi horquilla
sola
abrazo contra mi pecho
una densa melancolía

que ya no habrá más sueños felices
la noche avanza
y yo
sin saber qué hacer
recorto la mecha quemada de las candelas

“Primavera en Wuling

viento detenido
polvo
perfume
de las flores últimas
se hace tarde en la noche
estoy tan cansada
que no quiero ni cepillarme el pelo
las cosas permanecen
los hombres no
todo en su final se acaba
quisiera hablar
pero mis lágrimas se precipitan
dicen que en Shuangxi
la primavera es aún hermosa
podría navegar allí
en una barca ligera
pero quizá ésta sea tan pequeña
tan frágil
que no pueda soportar el peso
de toda mi tristeza

“Inmortal frente al río”

jardín profundo, profundo
profundísimo,
¡cuánta profundidad!
nubes en las ventanas
bruma en los pabellones
cerrados
cada vez se distinguen más nítidas
las ramas de los sauces
las flores del ciruelo
la primavera ha vuelto a los árboles Moling
pero yo envejezco en la ciudad de Jiankang
sintiendo a la luna, cantando a la brisa
¡tantos y tantos recuerdos!
y yo ahora
envejezco sin haber terminado
¡quién se apiadará de mí,
de tanta tristeza y soledad!
porque yo ya no tengo ganas siquiera
de encender las lámparas
ni aquél maravilloso deseo
de andar sobre la nieve

“Llevando incienso”

bajo el cielo del otoño
gira el sentimiento
entristeciéndose
veo la flor de oro
pronto será el nueve de septiembre
me he puesto un vestido nuevo y apropiado
y acabo de beber un vino delicioso
de vez en cuando golpea el viento
la lluvia cae
el frío azota
ya es crepúsculo en mi jardín
y yo en mi desconsuelo y en mi pena
tras la borrachera
me despierto:
el pasado me revuelve las entrañas
icómo atravesar esta eterna noche!
la luna ilumina el vacío de mi cama
oigo a lo lejos las piedras que baten la ropa,
el canto menudo de los grillos
y la clepsidra sonando largamente

‘Recogida de moras, aumentado'’

frente a la ventana
¿quién plantó esa esterculia?
su sombra invade todo el patio
su sombra invade todo el patio
sus hojas
se despliegan o se encogen
como si tuvieran sentimientos
con el corazón herido
oigo sobre la almohada,
la lluvia de esta tercera noche
gota a gota
y sin cesar, cae
gota a gota
sin cesar, cae...
tristeza de estar tan soki
no quiero levantarme |xu’a escucharla más

“Alegría clara y tranquila"

cada año
en la época de la nieve
y con una flor de ciruelo en el pelo
a menudo bebo hasta la embriaguez
deshojo las flores una a una
aunque no me complace por entero
ya que consigo únicamente
empapar de lágrimas mi vestido
este año
me he perdido en algún lugar del horizonte
la tristeza encanece mis cabellos
y por la noche
escudriño por dónde viene el viento
¡ya me resulta tan difícil
ver las hermosas flores del ciruelo
abiertas!

‘Tonos lentos"
busco
busco y busco
pero sólo frío y soledad
sólo frío
tristeza y aflicción
incluso un sol templado, repentino,
haría más difícil mi consuelo
tres o cuatro copas de este vino
¿qué pueden contra una larga noche,
contra el furioso viento que se acerca?
ahora que pasan los gansos salvajes
me duele más mi corazón
y es que somos, ellos y yo,
viejos conocidos de antaño
sobre la tierra se amontonan
los crisantemos tristes
ya marchitos y ajados
¿es que nadie ha querido recogerlos?
vigilo la tarde en mi ventana
yo sola
¿cómo podré resistir la oscuridad?
además, de los árboles, una lluvia fina
va cayendo
gota a gota
hasta el anochecer
¿tantas cosas..., tantas,
caben en una sola palabra:
tristeza?

‘Orgullo de los pescadores’

al final del cielo
nubes
oleadas sucesivas
y una bruma que amanece
ríos de estrellas giran
entre mil velos flotantes
y como en un sueño
mi alma regresa al paraíso
oigo palabras celestiales
que me preguntan dulcemente
de dónde vengo
y yo contesto:
«mi camino ha sido largo
y ya voy hacia el crepúsculo
estudié poesía
pero sólo algunos de mis versos
han quedado en la memoria de los hombres;
con el altísimo viento
el pájaro Peng ascendió
¡oh, viento que descansas,
ahora levántate
y sopla la vela de esta barca
porque yo quiero alcanzar
los Tres Montes inmortales

VIDA
Li Qingzhao nació en Li Cheng, actual Jinan. Su origen ilustre y una educación intelectual y artística forjaron el espíritu de esta mujer que no abandonaría jamás la poesía a lo largo de toda su vida. A pesar de lo excepcional de la situación (una mujer escritora en la China del s. XI), su calidad y maestría literarias convencieron a todos los historiadores y letrados, tanto del pasado como del presente, de que se trataba, sin lugar a dudas, de una extraordinaria  poeta en toda la 
historia de la poesía china.

El núcleo temático y vital de Li Qingzhao fue el amor, un amor que fue extendiéndose y modificándose, siguiendo el periplo de su corazón.
Ella y su marido Zhao Míngchen, bibliófilo, coleccionista y de una gran cultura, com­partieron la creación poética y el trabajo de erudición.
Pero Zhao Mingchen, por su trabajo, estaba obligado a viajar. De 1121 a 1125 su mari­do es magistrado en diferentes lugares de la provincia de Shandong. Entonces comienza la incursión de Li Qingzhao en su soledad que, en un principio, se traduce en la espera del amado, una espera paralela al deseo de la llegada de la primavera.

Con la caída de la dinastía Song del Norte en 1127 se funda la dinastía Song del Sur. 
Comienza a resentirse la salud de su marido destinado por entonces como alcalde de la ciudad de Nanjing. En 1128, Li Qingzhao, para reunirse con su esposo y huyendo al 
mismo tiempo de los bárbaros, inicia un duro y difícil viaje que dura meses, llevándo­se quince carros llenos de libros, caligrafías, objetos de arte, aunque éstos representa­ran una ínfima parte de todas sus posesiones, las cuales acabaron siendo arrasadas y quemadas por los Jin. Un año después, Zhao Mingchen muere probablemente de tifus. Li Qingzhao, viuda y enferma, recorre una decena de ciudades sureñas para encontrar acogida y apoyo. Lo perdió absolutamente todo. Vieja y enferma, se dedicó a corregir la obra de su marido, pero se desconoce la histo­ria del tiltimo periodo de su vida, el más sombrío y desgraciado. En 1147 terminó el 
Catálogo de Inscripciones en Metal y Piedra, con una introducción donde relata las peripecias de su vida. Murió poco después de cumplir 68 años de edad, probablemen­te en 1151.
La mayor parte de sus poemas se perdieron. Nos ha dejado una obra que comprende cinco ensayos, dieciocho poemas shi y setenta y ocho  ci. 

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