miércoles, 7 de mayo de 2025

Qué es poesía

Algunas definiciones de qué es poesía, no son todas pero sí las mejores



Seguir leyendo [+]

-----------------

Bernard Engel

Bernard Engel (Valencia, 1991) es poeta, artista escénico y graduado en Letras Modernas por la Universidad Paris III Sorbonne Nouvelle. 
Actualmente dirige la escuela de poesía Poetik Lab, en la que ejerce una labor divulgativa a través de redes sociales, además de ofrecer formación online, presencial o retiros de escritura.
Fue Premio Nacional de Poesía Emergente (España) en 2023 con Los sistemas caóticos y Premio Bienal de Poesía Provincia de León 2025, por Una huella hacia dónde.
En su faceta escénica de la Casa Árabe de Madrid en 2022, y fue ganador del V Soplavivo Open de Poesía en 2023). Su trabajo en este ámbito le ha llevado a recorrer diferentes espacios culturales de España, Colombia o Puerto Rico Además se ha interesado y trabajado en la intersección entre música y poesía, lo que en 2024 le llevó a lanzar  Un pájaro de luz en la garganta, proyecto de grabaciones en vivo con cantautores, en el que ha colaborado con diversos artistas de España y Latinoamérica.

Entrega del Premio Internacional "María Rosal"






Seguir leyendo [+]

-----------------

martes, 14 de marzo de 2023

Mariluz Escribano Pueo

Cuando me vaya


Dejaré un silencio en el recuerdo,
sonidos de una voz que fue muy joven,
y un aroma de sándalo y cipreses
para que no me olvides.

Y ahora, cuando el sol desaparece,
y hay promesa de una noche clara,
las estrellas se esconden
y están muertas de tanta nívea luz.

Dejaré abierta la ventana.
Un gorrión divulgará mi huida,
y un frescor de mañana
anunciará mi marcha,
con trémula voz para llamarte.

Cuando me vaya,
perderé las praderas,
los bosques encendidos de noviembre,
el verde del jardín en primavera,
la tenue luz de los planetas,
la sonrisa de un niño,
el calor de un amigo,
lágrimas de dolor por los caminos
que transité tan alta,
la caricia de un perro
que dio fuego a mis manos.

Cuando me vaya,
habré perdido tantas cosas
que creceré en trigal por no morirme.



Canción del silencio

En las horas pisadas por las sombras
en un gesto final de despedida,
cuando es tarde y tardíamente escucho
esta niebla o canción que me regresa,
todos los muebles tienen
una poblada soledad de incierta
nostalgia telefónica.

Y los libros me miran
con sus ojos de octubre
y el cigarrillo clama
urgido desde el piano
con volutas que pasan
transitan, me construyen
la palabra de amor en que trabajo.

Sobre la mesa, intacta,
la violeta de un nombre
que desprende una página.

Yo ya sé que es domingo
y que la brisa tiene una luz convocada
que me recuerda el mar.
Pero deja que guarde entre mis manos
limosnas de silencio:
siempre dejan sus huellas
espacios de rocío en la mirada.



Los ojos de mi padre

Los ojos de mi padre,
los ojos de mi padre,
mirándome en la patria cereal de los trigos,
en un tiempo de cunas
mecidas por el viento de la guerra,
mirando cómo crezco
en los abecedarios
y conquisto sonidos primitivos
balbuceos, palabras necesarias,
porque él me empuja y vuelve,
desde su corazón y sus espigas,
su corazón de tierra y manantiales,
patria de tierra y gritos apagados.
Mi padre es un silencio
que mira como crezco.
Sus manos me conforman,
me miran la estatura,
la dimensión del cuerpo,
averiguan gozosas
que me elevo en trigal.
Las manos de mi padre
tocan mi cuerpo y cantan,
y yo sé que me acunan
con nanas de caballos,
con la salmodia triste del judío,
del converso que habita por su sangre.
Pero paseo con mi padre.
Abandono en sus manos
mis manos tan pequeñas,
y al calor de su sangre
mis pulsaciones tienen
una ambición de tiempos.

En las luces inquietas de la tarde,
al borde de la noche,
vamos pisando hierbas, territorios,
ríos como torrentes, manantiales,
horizontes donde la niebla habita,
paisajes metalúrgicos y bosques,
ciudades, vientos, cordilleras,
blancas constelaciones.
Camino con mi padre.
Me nombra a las palomas,
pájaros migratorios,
aguanieves que rozan las praderas,
alcaudones de viento,
golondrinas, gorriones, avefrías.
Y todo pasa y llega de su mano,
y a mi infancia regresa
el calor confortable de su sangre

Cuando llegan los días de septiembre,
láminas del otoño,
las madrugadas frías y estrelladas
detienen sus palabras.
Pero es sólo un instante
de sangre y de fusiles
porque mi padre vuelve del silencio
y pasea conmigo
el callado silencio de las calles,
y los campos sembrados
y las constelaciones,
y su voz de madera me acompaña, me mira cómo crezco.
Todo el mundo conoce
que heredé de mi padre una bandera.


Gabo

Cruzan los teletipos los océanos azules;
ha muerto Gabo dicen, como si fuera un cuento,
allá en Colombia habita el buitre que cantaba
esa mala noticia que nos deja. tan huérfanos.
El eco lo repite: ha muerto Gabo,
y un profundo dolor deja en los ojos lágrimas.
Macondo está de luto, con sus callejas lóbregas
y sus hombres alzados sobre el polvo del tiempo.

Cien años de soledad son pocos
los que nos deja el hombre
que levantó una patria con nombre de Macondo,
habitada por hombres y por mujeres tristes
tan solos en un mundo ajeno a la aventura.
Sólo queda en Colombia un rincón ignorado,
Macondo se llamaba y Macondo se llama,
algún aventurero buscará con presteza,
aquellos peces de oro de Aureliano Buendía.


Escribiré una carta para cinco

Cuando surja la luz de primavera,
y las rosas dibujen sonrisas de colores,
escribiré una carta para cinco muchachos,
contándoles lo mucho que gané con la vida.
Escribiré desde una nube blanca,
con una tinta azul que no la borre el tiempo,
porque no volveré a pisar las arcillas,
ni la dura tristeza del asfalto.
Contaré que mi vida
fue una historia muy larga,
con mapas y lecciones
en un palacio antiguo,
el fragor de los trenes
hacia el país del trigo,
la lluvia sobre el mar
y las arenas suaves.
El Cantábrico allí,
tan lejos de Granada.
Después vinieron ellos,
esos cinco muchachos,
y los días pasaron
con nanas y con besos,
con los ojos dormidos
en cuna almidonada.
Mi corazón estuvo
siempre en guardia con ellos
Y ahora que ya han crecido
y conocen los mundos de las hierbas
los nombres de los pájaros,
la música del mundo,
los placeres del libro,
creo que ya he cumplido
mi misión en la tierra.

Escribiré una carta para cinco
cuando la primavera arribe
y me inunde la casa de amarillos.




Seguir leyendo [+]

-----------------

lunes, 9 de septiembre de 2019

Luis Alfaro Vega "EL LEGADO"


El legado de Luis Alfaro Vega es sin duda un buen legado para las letras costarricenses. A través de doña Luz, una anciana profesora universitaria -atea y casi profeta- que se retira del mundo porque “se había cansado de su mecanismo” y un estudiante imberbe 60 años más joven que ella junto con tres vecinas curiosísimas, Luis traza un relato que intriga desde el primer momento. 

Los escenarios de la narración los acompaña como si de un cuadro se tratara y el lector imagina un nuevo lienzo de los pintores que aparecen en la novela y recrea e inventa otro inexistente, los artistas para imaginar que escoge son Velázquez, Picasso, Dalí, Goya… Con estas pinceladas, nunca mejor dicho, nos adentramos en un legado cargado de gran sabiduría y reflexión sobre la vida y sus aspectos más nimios todo ello con una carga filosófica que solo lo dan los años como es el caso de doña Luz, no es Séneca pero son reflexiones de su lucidez.

El libro le habla al lector lo hace cómplice, lo captura y terminas dudando si esa historia no es verdad.
Su lectura me ha recordado por momentos El Principito de Saint-Exupéry, se trata temas como la vida, la soledad en este caso buscada de doña Luz, la amistad, el amor y la muerte y todo cargado como dije al principio de una profunda carga filosófica. También la intriga acompaña a la novela cuando en la casa que fuera de los Fernández se descubren cuatro cráneos infantiles. Felipe Fernández acude a la casa borracho y con un arma en la mano originándose una trifulca. El desenlace a este hecho termina pero cuando el lector finaliza la novela se pregunta ¿qué pasaría con esos huesos? esta pregunta da pie a una nueva novela de Luis Alfaro pues a mí  me dejó con ganas de saber más, de que no terminara.
El amor fluye en el Capítulo VIII con una sensualidad y ternura propias de las mejores novelas, un recorrido por el cuerpo amado sentido y escrito así con esa amabilidad y goce que únicamente personas con esa sensibilidad como Luis Alfaro son capaces de hechizar.


************************************
Luis Alfaro Vega nació en Santa Bárbara de Heredia, Costa Rica, el 27 de abril de 1961. Es licenciado en sociología por la Universidad de Costa Rica (UCR). Ejerció por muchos años su profesión de sociólogo en diversas instituciones.

Ha publicado «Poética de la muerte» (Editorial Oro y Barro, 1998), «Libo» (Ediciones Colección Acosta, 2000), «Cabálicas» (Ediciones del Valle, 2006) y «Luces y sombras de otro tiempo» (Corporación Educativa para el Desarrollo Costarricense, 2009). Su novela «Los tristes pájaros del parque»» fue publicada por Ediciones Oblicuas de Barcelona en 2018. En 2019 la Editorial Montemira publicó su novela «El legado». Ha recibido menciones en diversos certámenes internacionales de poesía, como el Certamen Internacional de Poesía Literarte de Argentina.




Seguir leyendo [+]

-----------------

cita del día

web

Bookmark and Share Creative Commons License Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
ir arriba