El pasado sábado 29 de noviembre el grupo artístico literario El Trascacho hizo entrega de los premios de poesía en la XLVI Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético. El acto tuvo lugar en Valdepeñas, donde los poetas premiados leyeron sus textos. La noche estuvo llena de emociones con cada texto ganador. Oír el poema ganador en las voces de sus autores es magnifico, pero oírlo en la voz de Presentación es insuperable.
El acto de exaltación al vino corrió de la mano del escultor José Lillo, quien hizo un recorrido desde que el hombre es hombre y su contacto con el vino. Antes de la presentación de los poetas ganadores y la entrega de premios degustamos un riquísimo vino de la cosecha del año. ¡Qué sabor más rico!
Los poetas ganadores fueron:
Y TU LUZ HABITÓ EN EL ROJO DE MI SANGRE
Y tu luz habitó en el rojo de mi sangre,
y el desnudo perfil donde brillan las certezas
son ráfagas de historia,
y el rumbo que describen las aves de regreso
es un pacto indulgente
cuando el rostro ha perdido su tersura,
pues llegaste a la vez que creció mi plenitud,
cuando las rosas fueron algo más
que un color que se prende en la mañana.
Te esperé desde siempre,
fascinación que surgió de un encuentro:
tú, tan radiante, yo, cohibida;
años donde el rubor nos pinta el rostro.
Y desde entonces
me he bebido tu ser a sorbos
con generosidad de lluvia.
Tienes la tez en calma con la fuerza del viento
que irrumpe como tempestad
al interior de mis arterias,
eres reflujo vital entre mis dedos,
y serás celebrado por septiembre
en esta nuestra tierra
tan frágil y tan fuerte,
que aguarda con tesón y espera
una pasión al raso de la historia.
Recorriste mi cuerpo
como un manantial que se desborda,
y le diste a mis poros
la esencia fugaz de tus aromas,
que ya dentro de mí
eramos comunión y vida.
Un estremecimiento
hizo temblar mi arquitectura.
Una revolución de sensaciones
recorrieron mi cuerpo.
La casualidad se asomó
al purgatorio redento de mis noches,
y el rabel de los sueños vigiló
el sentir de tu canto,
relámpago y latido.
Se amontonan las horas olvidadas
de un tiempo fugitivo.
Vas de corro en corro,
y siempre regalando a bocas llenas
un toque de genialidad.
De pronto, te vi despistado
en un rincón donde nos dejan las ilusiones,
me acerqué con sigilo
y me abracé a ti como un náufrago
cuando intenta salvarse de la noche.
Nos deslizamos entre murmullos y alharacas,
y refugiarnos nuestra soledad
en una habitación en penumbra,
lejos de ruidos y trasiegos,
del sonido callejero de alguien
que no encontró su camino,
de las voces de aquellos a los que prodigaste
fluida y dicharachera conversación,
de la confianza con que alentaste
al tímido muchacho
que miraba tras los cristales.
Qué caricias nos besan en el llanto,
qué confidencias nos hacen deudores
de nuestras grietas:
brechas en la oquedad del subconsciente.
Hay sentimientos entre médanos de renuncia
en un mar pampanoso al cobijo de la piel,
cuando el crepúsculo enhebra los sueños
y eclipsados de insomnio cantamos los recuerdos
por no dejar en entredicho
cada gota de olvido.
Un simulacro entre neblinas,
una sinfonía de burbujas,
y un jadeante círculo
entre mis versos y tu aroma.
El grial de la Buena Nueva
nos reserva su último trago
para así renacer al Hombre Nuevo.
El viento trae nuevos sones
y los odres, repletos de esperanza,
repletos de ti:
un valdepeñas a ritmo de céfiro,
que sesteas en los rincones de mi destino,
que te haces marejada en las tinajas
y ahora eres brindis, dulce sabor para mis labios.
(Premio “ Cencibel”
XLVI Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético)
Grupo Artístico Literario “ El Trascacho”
El acto de exaltación al vino corrió de la mano del escultor José Lillo, quien hizo un recorrido desde que el hombre es hombre y su contacto con el vino. Antes de la presentación de los poetas ganadores y la entrega de premios degustamos un riquísimo vino de la cosecha del año. ¡Qué sabor más rico!
Los poetas ganadores fueron:
- Símbolo Cencibel, Presentación Pérez González, de Villanueva de los Infantes, con el poema “Y tu luz habitó en el rojo de mi sangre”.
- Símbolo Jaraíz, Mariano Lizcano Ramos, de Alcázar de San Juan, poema premiado “Por unos ojos”.
- Símbolo Chilanco, Juan Pedro Carrasco García, de Valdepeñas, presentó el poema “Razón de vida”.
- Pámpanas Amarillas, Julia Flores Arenas, de Villarrobledo, por su poema “Amor de flor y uva”.
- Símbolo Vino Nuevo, María Antonia García de León Álvarez, de Madrid, autora del poema “Aqua originis”.
ENHORABUENA
Y TU LUZ HABITÓ EN EL ROJO DE MI SANGRE
Y tu luz habitó en el rojo de mi sangre,
y el desnudo perfil donde brillan las certezas
son ráfagas de historia,
y el rumbo que describen las aves de regreso
es un pacto indulgente
cuando el rostro ha perdido su tersura,
pues llegaste a la vez que creció mi plenitud,
cuando las rosas fueron algo más
que un color que se prende en la mañana.
Te esperé desde siempre,
fascinación que surgió de un encuentro:
tú, tan radiante, yo, cohibida;
años donde el rubor nos pinta el rostro.
Y desde entonces
me he bebido tu ser a sorbos
con generosidad de lluvia.
Tienes la tez en calma con la fuerza del viento
que irrumpe como tempestad
al interior de mis arterias,
eres reflujo vital entre mis dedos,
y serás celebrado por septiembre
en esta nuestra tierra
tan frágil y tan fuerte,
que aguarda con tesón y espera
una pasión al raso de la historia.
Recorriste mi cuerpo
como un manantial que se desborda,
y le diste a mis poros
la esencia fugaz de tus aromas,
que ya dentro de mí
eramos comunión y vida.
Un estremecimiento
hizo temblar mi arquitectura.
Una revolución de sensaciones
recorrieron mi cuerpo.
La casualidad se asomó
al purgatorio redento de mis noches,
y el rabel de los sueños vigiló
el sentir de tu canto,
relámpago y latido.
Se amontonan las horas olvidadas
de un tiempo fugitivo.
Vas de corro en corro,
y siempre regalando a bocas llenas
un toque de genialidad.
De pronto, te vi despistado
en un rincón donde nos dejan las ilusiones,
me acerqué con sigilo
y me abracé a ti como un náufrago
cuando intenta salvarse de la noche.
Nos deslizamos entre murmullos y alharacas,
y refugiarnos nuestra soledad
en una habitación en penumbra,
lejos de ruidos y trasiegos,
del sonido callejero de alguien
que no encontró su camino,
de las voces de aquellos a los que prodigaste
fluida y dicharachera conversación,
de la confianza con que alentaste
al tímido muchacho
que miraba tras los cristales.
Qué caricias nos besan en el llanto,
qué confidencias nos hacen deudores
de nuestras grietas:
brechas en la oquedad del subconsciente.
Hay sentimientos entre médanos de renuncia
en un mar pampanoso al cobijo de la piel,
cuando el crepúsculo enhebra los sueños
y eclipsados de insomnio cantamos los recuerdos
por no dejar en entredicho
cada gota de olvido.
Un simulacro entre neblinas,
una sinfonía de burbujas,
y un jadeante círculo
entre mis versos y tu aroma.
El grial de la Buena Nueva
nos reserva su último trago
para así renacer al Hombre Nuevo.
El viento trae nuevos sones
y los odres, repletos de esperanza,
repletos de ti:
un valdepeñas a ritmo de céfiro,
que sesteas en los rincones de mi destino,
que te haces marejada en las tinajas
y ahora eres brindis, dulce sabor para mis labios.
(Premio “ Cencibel”
XLVI Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético)
Grupo Artístico Literario “ El Trascacho”
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