martes, 14 de marzo de 2023

Mariluz Escribano Pueo

Cuando me vaya


Dejaré un silencio en el recuerdo,
sonidos de una voz que fue muy joven,
y un aroma de sándalo y cipreses
para que no me olvides.

Y ahora, cuando el sol desaparece,
y hay promesa de una noche clara,
las estrellas se esconden
y están muertas de tanta nívea luz.

Dejaré abierta la ventana.
Un gorrión divulgará mi huida,
y un frescor de mañana
anunciará mi marcha,
con trémula voz para llamarte.

Cuando me vaya,
perderé las praderas,
los bosques encendidos de noviembre,
el verde del jardín en primavera,
la tenue luz de los planetas,
la sonrisa de un niño,
el calor de un amigo,
lágrimas de dolor por los caminos
que transité tan alta,
la caricia de un perro
que dio fuego a mis manos.

Cuando me vaya,
habré perdido tantas cosas
que creceré en trigal por no morirme.



Canción del silencio

En las horas pisadas por las sombras
en un gesto final de despedida,
cuando es tarde y tardíamente escucho
esta niebla o canción que me regresa,
todos los muebles tienen
una poblada soledad de incierta
nostalgia telefónica.

Y los libros me miran
con sus ojos de octubre
y el cigarrillo clama
urgido desde el piano
con volutas que pasan
transitan, me construyen
la palabra de amor en que trabajo.

Sobre la mesa, intacta,
la violeta de un nombre
que desprende una página.

Yo ya sé que es domingo
y que la brisa tiene una luz convocada
que me recuerda el mar.
Pero deja que guarde entre mis manos
limosnas de silencio:
siempre dejan sus huellas
espacios de rocío en la mirada.



Los ojos de mi padre

Los ojos de mi padre,
los ojos de mi padre,
mirándome en la patria cereal de los trigos,
en un tiempo de cunas
mecidas por el viento de la guerra,
mirando cómo crezco
en los abecedarios
y conquisto sonidos primitivos
balbuceos, palabras necesarias,
porque él me empuja y vuelve,
desde su corazón y sus espigas,
su corazón de tierra y manantiales,
patria de tierra y gritos apagados.
Mi padre es un silencio
que mira como crezco.
Sus manos me conforman,
me miran la estatura,
la dimensión del cuerpo,
averiguan gozosas
que me elevo en trigal.
Las manos de mi padre
tocan mi cuerpo y cantan,
y yo sé que me acunan
con nanas de caballos,
con la salmodia triste del judío,
del converso que habita por su sangre.
Pero paseo con mi padre.
Abandono en sus manos
mis manos tan pequeñas,
y al calor de su sangre
mis pulsaciones tienen
una ambición de tiempos.

En las luces inquietas de la tarde,
al borde de la noche,
vamos pisando hierbas, territorios,
ríos como torrentes, manantiales,
horizontes donde la niebla habita,
paisajes metalúrgicos y bosques,
ciudades, vientos, cordilleras,
blancas constelaciones.
Camino con mi padre.
Me nombra a las palomas,
pájaros migratorios,
aguanieves que rozan las praderas,
alcaudones de viento,
golondrinas, gorriones, avefrías.
Y todo pasa y llega de su mano,
y a mi infancia regresa
el calor confortable de su sangre

Cuando llegan los días de septiembre,
láminas del otoño,
las madrugadas frías y estrelladas
detienen sus palabras.
Pero es sólo un instante
de sangre y de fusiles
porque mi padre vuelve del silencio
y pasea conmigo
el callado silencio de las calles,
y los campos sembrados
y las constelaciones,
y su voz de madera me acompaña, me mira cómo crezco.
Todo el mundo conoce
que heredé de mi padre una bandera.


Gabo

Cruzan los teletipos los océanos azules;
ha muerto Gabo dicen, como si fuera un cuento,
allá en Colombia habita el buitre que cantaba
esa mala noticia que nos deja. tan huérfanos.
El eco lo repite: ha muerto Gabo,
y un profundo dolor deja en los ojos lágrimas.
Macondo está de luto, con sus callejas lóbregas
y sus hombres alzados sobre el polvo del tiempo.

Cien años de soledad son pocos
los que nos deja el hombre
que levantó una patria con nombre de Macondo,
habitada por hombres y por mujeres tristes
tan solos en un mundo ajeno a la aventura.
Sólo queda en Colombia un rincón ignorado,
Macondo se llamaba y Macondo se llama,
algún aventurero buscará con presteza,
aquellos peces de oro de Aureliano Buendía.


Escribiré una carta para cinco

Cuando surja la luz de primavera,
y las rosas dibujen sonrisas de colores,
escribiré una carta para cinco muchachos,
contándoles lo mucho que gané con la vida.
Escribiré desde una nube blanca,
con una tinta azul que no la borre el tiempo,
porque no volveré a pisar las arcillas,
ni la dura tristeza del asfalto.
Contaré que mi vida
fue una historia muy larga,
con mapas y lecciones
en un palacio antiguo,
el fragor de los trenes
hacia el país del trigo,
la lluvia sobre el mar
y las arenas suaves.
El Cantábrico allí,
tan lejos de Granada.
Después vinieron ellos,
esos cinco muchachos,
y los días pasaron
con nanas y con besos,
con los ojos dormidos
en cuna almidonada.
Mi corazón estuvo
siempre en guardia con ellos
Y ahora que ya han crecido
y conocen los mundos de las hierbas
los nombres de los pájaros,
la música del mundo,
los placeres del libro,
creo que ya he cumplido
mi misión en la tierra.

Escribiré una carta para cinco
cuando la primavera arribe
y me inunde la casa de amarillos.




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lunes, 9 de septiembre de 2019

Luis Alfaro Vega "EL LEGADO"


El legado de Luis Alfaro Vega es sin duda un buen legado para las letras costarricenses. A través de doña Luz, una anciana profesora universitaria -atea y casi profeta- que se retira del mundo porque “se había cansado de su mecanismo” y un estudiante imberbe 60 años más joven que ella junto con tres vecinas curiosísimas, Luis traza un relato que intriga desde el primer momento. 

Los escenarios de la narración los acompaña como si de un cuadro se tratara y el lector imagina un nuevo lienzo de los pintores que aparecen en la novela y recrea e inventa otro inexistente, los artistas para imaginar que escoge son Velázquez, Picasso, Dalí, Goya… Con estas pinceladas, nunca mejor dicho, nos adentramos en un legado cargado de gran sabiduría y reflexión sobre la vida y sus aspectos más nimios todo ello con una carga filosófica que solo lo dan los años como es el caso de doña Luz, no es Séneca pero son reflexiones de su lucidez.

El libro le habla al lector lo hace cómplice, lo captura y terminas dudando si esa historia no es verdad.
Su lectura me ha recordado por momentos El Principito de Saint-Exupéry, se trata temas como la vida, la soledad en este caso buscada de doña Luz, la amistad, el amor y la muerte y todo cargado como dije al principio de una profunda carga filosófica. También la intriga acompaña a la novela cuando en la casa que fuera de los Fernández se descubren cuatro cráneos infantiles. Felipe Fernández acude a la casa borracho y con un arma en la mano originándose una trifulca. El desenlace a este hecho termina pero cuando el lector finaliza la novela se pregunta ¿qué pasaría con esos huesos? esta pregunta da pie a una nueva novela de Luis Alfaro pues a mí  me dejó con ganas de saber más, de que no terminara.
El amor fluye en el Capítulo VIII con una sensualidad y ternura propias de las mejores novelas, un recorrido por el cuerpo amado sentido y escrito así con esa amabilidad y goce que únicamente personas con esa sensibilidad como Luis Alfaro son capaces de hechizar.


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Luis Alfaro Vega nació en Santa Bárbara de Heredia, Costa Rica, el 27 de abril de 1961. Es licenciado en sociología por la Universidad de Costa Rica (UCR). Ejerció por muchos años su profesión de sociólogo en diversas instituciones.

Ha publicado «Poética de la muerte» (Editorial Oro y Barro, 1998), «Libo» (Ediciones Colección Acosta, 2000), «Cabálicas» (Ediciones del Valle, 2006) y «Luces y sombras de otro tiempo» (Corporación Educativa para el Desarrollo Costarricense, 2009). Su novela «Los tristes pájaros del parque»» fue publicada por Ediciones Oblicuas de Barcelona en 2018. En 2019 la Editorial Montemira publicó su novela «El legado». Ha recibido menciones en diversos certámenes internacionales de poesía, como el Certamen Internacional de Poesía Literarte de Argentina.




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viernes, 18 de enero de 2019

Jorge de Arco, reseña Primer Labio

CONTRA LA PARED
Jorge de Arco
Con el firme anhelo de entenderse y de entendernos, María José Mures (Fernán Núñez, Córdoba, 1970), edita “Primer labio” (Betania. Madrid, 2018). Su verso, evidente y directo, se afana en superar a golpe de fe y devoción los limites de lo amado: alma y cuerpo unidos en un presente intransitivo donde hay libertad para refundar cada esquina de lo real
Vivo contigo tal y como eres, por lo que haces
y dejas de hacer
por lo que tienes en el corazón y dejas de tenerlo. Vivo contigo
porque el placer
lo siento en tu verbo: primer labio.
Una realidad, sí, que no deja al lector espacio ni ventana a otra interpretación que no sea la que el sujeto lírico ordena y desgrana mediante un verbo palpable, presentido.
Dice Aimee G. Bolaños en su epílogo que este “poemario recorre las estaciones del amor, integrando lo literal y simbólico: viaje de los sentidos y la afectividad, de elevación y profundidad al dar fe de la pasión”. Y lo hace, en efecto, mediante un revelador instinto que pespuntea las remembranzas de escenarios pretéritos. De aquellos instantes,surgen dolientes consecuencias:
Quedé como zapato
contra la pared, estrellada,
asustada por la nieve que robó el calor el baño no avivaba el cuerpo
a punto de hervir y no calentaba
una mano era más que el sol.
 La ausencia se abraza a cada instante y aprehendelos mapas interiores del tiempo, y se torna aquí y ahora, protagonista de unrelato pleno de intimismo comunicativo, que roza, en ocasiones, lo evidente.Tal y como sucede en esta reprimenda titulada “Incumplimiento”:
Prométeme no tocarme 
ni mirarme tan siquiera
no hables cuando calle,
sal, lleves o no 
mis pensamientos, ¡ves!
debí no decirlo, nada has cumplido.
En su prefacio,afirma Jesús Pérez García que Primer Labio “nos muestra un camino en el que se van procesando las emociones, y por eso va cargándose cada vez más de sabiduría. Hay un transcurso que va de lo material a lo simbólico en una espiral del amor que comienza con el momento del frenesí y el placer en catarata, y se precipita hasta el vacío y la ausencia en forma de pérdida”.
Y en ese camino, María José Mures insiste en su deseo de reconquistar lo vivido, en navegar en busca de aquellas aguas solidarias… “hasta encontrarte y descansar”…
En el discurrir del libro, caben también,un abanico de sensaciones, acordanzas, sentimientos… que se resuelven en interrogantes de compleja comprensión, secuencias fugitivas, complejos interrogantes, lentos adioses, oscuras cavilaciones:

Nos han tapado la boca y no podemos escribir, 
tras las Torres 
está el silencionaranja. 
Nos hemos maniatado el sentimiento 
despedimos agonía
que medimos con más.
Últimas cartas, 

sé feliz sin mí.

Jorge de Arco:

Nacido en Madrid en 1969. Es licenciado en Filología Alemana por la Universidad Complutense. En la actualidad, ejerce en su ciudad natal como profesor Universitario de Literatura Española. Además de su labor como poeta, es traductor -ha vertido al castellano poesía inglesa, norteamericana, inglesa e italiana- y ejerce la crítica literaria en muy distintos medios. -Pertenece a la Asociación Española de Críticos Literarios (AECL). En 1993, le fue concedida una Ayuda a la Creación Literaria con la que publicó su primer libro, Las imágenes invertidas. Posteriormente, aparecería Lenguaje de la culpa, Premio de Poesía “Ciudad de Alcalá” y en 2000 De fiebres y desiertos, “Premio Comunidad de Madrid de Arte Joven”. En 2007, vio la luz La constancia del agua, en noviembre de 2009, La casa que habitaste, Premio Internacional de Poesía “San Juan de la Cruz”, y en 2013 Las horas sumergidas, Premio Internacional de Poesía “José Zorrilla”. Está en prensa, su poemario La lluvia está diciendo para siempre, Premio de Poesía “Rafael Morales”. En 2010 editó su primer libro de poesía infantil y juvenil, Con el balón en juego. Ha recibido distintos galardones literarios, entre los que destacan, el “Fray Luis de León”, “Vicente Aleixandre”, “Villa de Aoiz”, “Santa Teresa de Jesús”, “Ángel García López”, “Leopoldo de Luis”, Jorge Manrique”, etc. Desde hace más de una década es Director de la Revista Poética Piedra del Molino. Es Hijo Adoptivo de Fontiveros, cuna de San Juan de la Cruz, y Académico Correspondiente de la Real jerezana de San Dionisio. 

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domingo, 18 de enero de 2015

Li Qingzhao


I Poemas de la juventud y primavera 

1 «Orgullo de los pescadores»
2 «Flor de la inagnoliü, acortado»
3 «Recolección de moras»
4 «Escarcha a la sombra de las flores»
5  «Cielo de las perdices»
6 «Ciclo de las perdices» (flor del canelo)
7  «¡Awar la arena del arroyo»
8 «Olas lavan la arena»
9  «Como en sueños» 
10 «Rojo sobre los labios» 

II  Poemas de la separación

11 «Mariposa enamorada de su flor» 
12 «Pequeña montaña doble»
13 «Lamento del príncipe»
14 «Llevando incienso» 
25  «Lavar la arena del arroyo»
16 «Inmortal frente al río» 
17 «Confiar el secreto de mi corazón» 
18 «Una rama de ciruelo» 

III Poemas de la vejez y de la muerte

19 «Mariposa enamorada de su flor» 
20 «Mariposa enamorada de su flor» 
21 «Primavera en Wuling»
22 «Inmortalfl'ente al río» 
23 «Llevando incienso» 
24 «Recogida de moras, aumentado» 
25 «Alegria clara ij ti'anquila» 
26 «Tonos lentos»
27 «Orgullo de los pescadores»

Poemas de juventud y primavera

“Orgullo de los pescadores’

dentro de la nieve
la primavera anuncia su venida:
una flor de ciruelo asoma
 entre heladas ramitas de mármol
y su rostro perfumado a medio abrir, purísimo,
como si después del baño
una mujer muy bella
entrara en el jardín
con su vestido nuevo

la Gran Naturaleza
quizás ha puesto en ella todo su deseo
para que la luz brillante de la luna
luzca más aún
veamos tú y yo
cómo se deslizan hasta el fondo de la copa
los posos verdes del vino delicioso
y no digamos no a la ebriedad
porque esta flor
es única y sin igual entre las flores



“Flor de la magnolia, acortado’


a aquel 
que vendía ramos de flores
en un balancín
le compré una flor 
a punto de estallar de primavera
mojada toda ella de lágrimas iguales:
gotas de rocío que reflejan 
las nubes rosáceas del alba
temo que mi esposo piense 
que mi rostro no es tan bello como ella
pero me la pongo oblicua y hermosa en el pelo
y que así, de un vistazo,
nos compare



‘Recolección de moras’



en el crepúsculo 

ráfagas de viento y lluvia

luz ardiente que se deshace 
y se apaga
ya he dejado de tocar la flauta de bambú
y frente al espejo engastado con flores 
ligeramente me maquillo
bajo el vestido de seda púrpura 
mi fina piel de nieve
exhala un delicioso perfume
entonces,
sonriendo
susurro a mi amado:
«esta noche 
tras el dosel de muselina 
sentiremos el frescor de nuestro lecho»


'Escarcha a la sombra de las flores’

ligeras brumas
densas nubes 
hacen más triste aún este largo día
el perfume Borneol 
se desvanece en su animal dorado
hoy es nueve de septiembre; 
otra vez la Fiesta del Doble Yang
la almohada de jade
y el biombo de seda
a media noche despiden su frescor
cerca de la Barrera del Este 
cuando ella alza su copa ante el ocaso
sus mangas desprenden un mágico perfume
no digas que el alma 
no sabría languidecer de amor
tras las cortinas
que el viento del oeste ondea
ella aparece tan grácil
como un crisantemo


“Cielo de las perdices’

los rayos fríos del sol
tristes
trepan la celosía de mi ventana
supongo que las esterculias
estarán cargando a cuestas
con el rocío de toda la noche
con la resaca del vino
apetece aún más ese té amargo
abro los ojos
y el perfume Borneol viene a complacerme
el otoño se termina
¡pero los días me parecen tan largos!
aunque la nostalgia de Zhongxuan
era más triste aún
mejor dejarse llevar por la ebriedad del buen vino
y no defraudar así a la Flor de Oro
que crece en la Barrera del Este



‘Cielo de las perdices’
(flor del canelo)

de un amarillo mate claro
casi pálido
su talle respira dulzura
lejos de las caricias de las manos
sólo su aroma permanece
¿qué necesidad de rojos claros
esmeraldas
o profundos rubíes
si ella misma
es la más bella entre las flores?
seguro que la envidian los ciruelos
que los crisantemos se avergüenzan
y es que el año próximo
en la balaustrada
será la Reina del Otoño
¡cómo es posible que los poetas clásicos
hayan sido tan poco sensibles
para olvidar sus encantos!



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miércoles, 3 de diciembre de 2014

Presentación Pérez González

El pasado sábado 29 de noviembre el grupo artístico literario El Trascacho hizo entrega de los premios de poesía en la XLVI Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético. El acto tuvo lugar en Valdepeñas, donde los poetas premiados leyeron sus textos. La noche estuvo llena de emociones con cada texto ganador. Oír el poema ganador en las voces de sus autores es magnifico, pero oírlo en la voz de Presentación es insuperable.
El acto de exaltación al vino corrió de la mano del escultor José Lillo, quien hizo un recorrido desde que el hombre es hombre y su contacto con el vino. Antes de la presentación de los poetas ganadores y la entrega de premios degustamos un riquísimo vino de la cosecha del año. ¡Qué sabor más rico!
Los poetas ganadores fueron:

  • Símbolo Cencibel, Presentación Pérez González, de Villanueva de los Infantes, con el poema “Y tu luz habitó en el rojo de mi sangre”.
  • Símbolo Jaraíz, Mariano Lizcano Ramos, de Alcázar de San Juan, poema premiado “Por unos ojos”.
  • Símbolo Chilanco, Juan Pedro Carrasco García, de Valdepeñas, presentó el poema “Razón de vida”.
  • Pámpanas Amarillas, Julia Flores Arenas, de Villarrobledo, por su poema “Amor de flor y uva”.
  • Símbolo Vino Nuevo, María Antonia García de León Álvarez, de Madrid, autora del poema “Aqua originis”.


ENHORABUENA



                               

Y TU LUZ HABITÓ EN EL ROJO DE MI SANGRE



Y tu luz habitó en el rojo de mi sangre,
y el desnudo perfil donde brillan las certezas
son ráfagas de historia,
y el rumbo que describen las aves de regreso
es un pacto indulgente
cuando el rostro ha perdido su tersura,
pues llegaste a la vez que creció mi plenitud,
cuando las rosas fueron algo más
que un color que se prende en la mañana.
Te esperé desde siempre,
fascinación que surgió de un encuentro:
tú, tan radiante, yo, cohibida;
años donde el rubor nos pinta el rostro.
Y desde entonces
me he bebido tu ser a sorbos
con generosidad de lluvia.
Tienes la tez en calma con la fuerza del viento
que irrumpe como tempestad
al interior de mis arterias,
eres reflujo vital entre mis dedos,
y serás celebrado por septiembre
en esta nuestra tierra
tan frágil y tan fuerte,
que aguarda con tesón y espera
una pasión al raso de la historia.
Recorriste mi cuerpo
como un manantial que se desborda,
y le diste a mis poros
la esencia fugaz de tus aromas,
que ya dentro de mí
eramos comunión y vida.
Un estremecimiento
hizo temblar mi arquitectura.
Una revolución de sensaciones
recorrieron mi cuerpo.
La casualidad se asomó
al purgatorio redento de mis noches,
y el rabel de los sueños vigiló
el sentir de tu canto,
relámpago y latido.

Se amontonan las horas olvidadas
de un tiempo fugitivo.
Vas de corro en corro,
y siempre regalando a bocas llenas
un toque de genialidad.
De pronto, te vi despistado
en un rincón donde nos dejan las ilusiones,
me acerqué con sigilo
y me abracé a ti como un náufrago
cuando intenta salvarse de la noche.
Nos deslizamos entre murmullos y alharacas,
y refugiarnos nuestra soledad
en una habitación en penumbra,
lejos de ruidos y trasiegos,
del sonido callejero de alguien
que no encontró su camino,
de las voces de aquellos a los que prodigaste
fluida y dicharachera conversación,
de la confianza con que alentaste
al tímido muchacho
que miraba tras los cristales.

Qué caricias nos besan en el llanto,
qué confidencias nos hacen deudores
de nuestras grietas:
brechas en la oquedad del subconsciente.

Hay sentimientos entre médanos de renuncia
en un mar pampanoso al cobijo de la piel,
cuando el crepúsculo enhebra los sueños
y eclipsados de insomnio cantamos los recuerdos
por no dejar en entredicho
cada gota de olvido.
Un simulacro entre neblinas,
una sinfonía de burbujas,
y un jadeante círculo
entre mis versos y tu aroma.
El grial de la Buena Nueva
nos reserva su último trago
para así renacer al Hombre Nuevo.
El viento trae nuevos sones
y los odres, repletos de esperanza,
repletos de ti:
un valdepeñas a ritmo de céfiro,
que sesteas en los rincones de mi destino,
que te haces marejada en las tinajas
y ahora eres brindis, dulce sabor para mis labios.

(Premio “ Cencibel”
XLVI Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético)
Grupo Artístico Literario “ El Trascacho”

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viernes, 7 de febrero de 2014

Presentación Pérez González

Video poema de Presentación Pérez González del libro “Palabra de amor”.

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jueves, 6 de febrero de 2014

Presentación Pérez González


Presentación Pérez González: Nace en Villanueva de los Infantes, Ciudad Real. Es maestra de E.G.B. Ha sido secretaria del Grupo Literario Guadiana durante diez años, en la actualidad es Escribana Mayor de la Orden Literaria Francisco de Quevedo. Participa en tertulias del Grupo Guadiana y es colaboradora de la revista Manxa. Forma parte de la selección de Voces Nuevas XXI en la colección Torremozas. Ha recibido varios premios y está incluida en algunas antologías.


Forma parte de la asociación Amigos del Teatro de Ciudad Real, durante diez años actuó en representaciones que dicha Asociación ha ido llevando a cabo.

De un tiempo a esta parte de Presentación no ha sido una lectura cualquiera. Este libro de temas variados y con un hilo conductor que es la vida, con todos los matices y cambios que esta presenta al cabo del día, así es su libro. Un libro profundo, como ella misma me pone en su dedicatoria "en estos versos hay una parte de mí que necesitaba expresarte". Así es la poesía, la necesidad de decir. Ya su dedicatoria me emocionó al leerla, su primer poema:" Romance del niño que nació diferente" es un poema que te adentra en el autismo, y ella que lleva su profesión por dentro se pregunta: 
                     [...]
¿Qué es lo que vive en su mundo?
¿Que armonía le acompaña?
¿Cómo saber lo que siente
si no manifiesta nada?
Extrañado, sí, te quedas
cuando se vuelve y te abraza
                     [...]
Su poesía en este libro está pegada a su realidad tanto laboral, personal, crítica de las injusticias, su fe religiosa, pérdidas de personas como el poema con el que cierra el libro dedicado a la memoria de su padre.Hay una gran poeta en Presentación y una gran recitadora. 




Últimos Momentos

A mi padre, in memóriam
Cada respiración robaba al tiempo
un rato de esperanza,
con la mirada vencida
cuando la noche sufre momentos de vigilia,
y las sábanas arropan
cada horizontal suspiro.
Mas retornó a su casa y al sol de sus patios
donde habita la paz,
y a la calma del pueblo
donde las noches se pintan de lunas
en un oasis de estrellas,
y a la ternura que viven los días
en un calendario de estío.
Las palabras se agostaron en sus labios,
pero fueron sus gestos la expresión más sublime.
Casi sin hacer ruido recogió
las miradas de despedida, sin despedirse,
aquello que dijo y no dijo:
una página escrita hasta el final
y una posdata de amor silencioso.
La humildad recorriendo los últimos gestos
que eligen un recodo del tiempo que se acaba:
aletargado laurel de lo vivido
en una amanecida que busca su descanso.
Ordenaste los porches donde el alma
pasaría del lecho al infinito,
umbral donde el aliento escapa,
cascadas de recuerdos en los ojos,
febril la frente, fatigado el pecho,
tu sed de trascendencia se bebió
toda tu vida en un segundo,
después silencio
y el pulso disolviéndose en las venas.
Ahora eres polvo, luz y sol
y sombra bajo la higuera,
y en cada uno de los rincones
has dejado tiempos pretéritos.
Vendimiaste año tras año el júbilo:
ceremonia de sueños últimos
escalinata del íntimo pórtico
donde el tiempo, un reloj esencial,
marca las fechas desde un orden,
surcos donde la vida se desnuda
para pasar a ser eternidad.


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